Un día, hace ya tiempo, estaba yo poniendo el nombre de este blog en Google para así poder ver y conocer los blogs que enlazan con el mío sin yo saberlo. He de reconocer que no había muchos y uno de ellos me era totalmente desconocido.
Así pues, entré en aquel blog, Sonrisas y Silencios, que enlazaba con una de las entradas dedicadas a la nieve en la sección de Las 1001 maneras y me sorprendió y gustó aquel blog a partes iguales.
Era un blog sobrio y sencillo dedicado al mundo del comic y sus muchos primos hermanos como son la ilustración, la animación..
En él, Yago nos pone al corriente de eventos, exposiciones interesantísimas, y demás curiosidades dentro del mundo del comic y sus aledaños.
Hoy, Yago, visita este blog que también es el suyo y con el hablamos de Taniguchi y su obra: El Caminante.
El placer de dar un paso detrás de otro, detenernos y observar
Congelar, por un momento, el tiempo
Aprovechar cada instante de ese encuentro inesperado.
Después de mucho pensar sobre el cómic del cual escribir me he decidido por El Caminante de Jiro Taniguchi. Un manga, diferente, único. Esta es una lectura sosegada, pausada, aunque apenas haya guión, es un lectura de las imágenes que Taniguchi nos ofrece en los paseos de su personaje, narrado de forma magistral en sus pequeñas y grandes viñetas en blanco y negro.
Ya, desde la cubierta se nos presenta lo verdaderamente importante, que es el paisaje y todo cuanto le rodea.
En este volumen se reúnen una serie de paseos que el protagonista realiza solo, o en compañía de su perro, por su ciudad.
En estas historias, más que en ninguna otra, somos cómplices y parte del cómic. Nos sentimos caminantes también, caminamos junto a el protagonista, somos él, en definitiva. Sólo nos dejamos llevar por las rutas a seguir que él decide, o no, y observamos con él:
Caminar sin rumbo alguno, salir a pasear con la excusa de echar unas cartas, ver a niños jugar al fútbol, o a niñas reírse y murmurar entre ellas, el placer de volver a la infancia. Atravesar una callejuela. ¿Cuántas veces nos hemos preguntado porqué ir siempre por el mismo camino? ¿Por qué no dar un paseo en sentido contrario?. Descubrir un rincón de la ciudad, un parque escondido, observar un amanecer, devolver una concha al mar...y regresar al hogar al encuentro de su pareja.
Es también el poder saber mirar de otra forma, como a través de unas gafas rotas o subido en la copa de un árbol. Sensaciones como sentir la hierba con la palma de la mano o dejar caer las gotas de lluvia sobre nuestro cuerpo. Capacidad de observar, de ser curiosos, no necesitamos más que unos minutos y detenernos en nuestro caminar para admirar aquello que nos haya llamado la atención.
En el último capítulo Taniguchi nos ofrece 10 años después, otro paseo del caminante, ya desde otra forma, donde podemos leer los pensamientos (En los anteriores sólo hay algún diálogo, y la compañía de las onomatopeyas puestas en su justa medida) del protagonista a lo largo de su paseo.
Un lectura muy gratificante como caminante que también soy yo (procuro serlo) y que te deja con ganas de seguir siguiendo a este personaje en sus muchos más paseos que podría haber tenido. Y, sobre todo, el deseo de salir a la calle y caminar y “sentir el palpitar del corazón por la emoción”.
Dejémonos sorprender por lo que nos pueda deparar nuestros pasos del día a día.
viernes, 24 de julio de 2009
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7 comentarios:
Un comic dificil, que poca gente, creo yo, lo admitira. Yo, antes andaba con él, y aun hoy en día disfruto cuando lo saco de la estanteria.
No me esperaba que se hablara de EL caminante de Taniguchi san.
Valiente visita.
Saludos.
Bueno, pues esta es otra de esas lecturas que tengo pendientes (como otras del genio Nipón)
Tu Visita, y el hecho de que sea un comic atípico, me dejan con ganas de su lectura.
Muchas gracias por otra estupenda visita, Yago.
Un abrazo.
Muy recomendable ese comic, sin duda. Una delicia para los sentidos.
Saludos
Muy buena la visita... y valiente, como dice Caracrater. Taniguchi me gusta mucho, sin embargo esta obra no me acabó de entusiasmar. La verdad que no sé muy bien describir la sensación que me dejó al leerlo: ¿aburrido? seguramente me esperaba algo parecido a Barrio Lejano y me encontré con este "paseo a ninguna parte". En fin, interesante de leer, de todos modos.
Saludos, Angux y Yago.
¡¡Que visita más interesante!!, comparto la devoción por esta obra maestra del manga.
A mi nunca me ha gustado demasiado el manga, es más, practicamente no tengo mangas en mi colección de cómics, pero Taniguchi es la excepción; y el Caminante mi obra favorita del autor.
Personalmente añadiría que El Caminante es poesía, un extraño punto donde poesía, filosofía y el 9º Arte convergen en perfecta armonía.
Brindo por esta obra y por todos los que habéis sabido apreciar su magia; y también por todos la que la descubriréis en algún momento.
Muchas gracias a tí, Angux. Personalmente yo tampoco soy un lector de manga, pero recuerdo que descubrí esta obra cuando se serializó (incompleta) dentro de las páginas de El Víbora. Y me emocionó descubrir que Ponent Mon empezara a publicar su obra y se atreviera con este "atípico" o "dificil" manga. Pero creo que puede ser una lectura más fácil para gente que no haya leído o no se haya acercado a un cómic.
Eso si, hay que saber ver su poesía y leerlo cuando uno no tenga prisa.
Un abrazo
Maravillosa entrada, amigo Yago.
Comparto igualmente tu punto de vista respecto al manga. No me siento atraído por él, salvo Otomo y muy poco más.
Pero Taniguchi es otra cosa, al menos tal como yo lo percibo. La poesía de Taniguchi es universal y traspasa las fronteras de cualquier tipo de viñeta.
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