miércoles, 26 de mayo de 2010

Epílogo: La Nueva Visita de Toni.

Ya dije en su momento que esta casa estaba siempre abierta a los amigos que quisieran entrar. Pues bien, esta vez ha sido el amigo Toni quien me ha pedido las llaves para dar una fiestecita en honor al comic y a Blueberry en particular, al cine y al Western en particular. Evidentemente estáis todos invitados. Pasar y tomaros algo.

Lo digo públicamente: en este artículo mi osadía supera todos los limites, pero al ser la serie tan longeva y extensa y ante la imposibilidad de volver a releerlos por los motivos de siempre, voy a atreverme a hacer una reseña a vuelo de pájaro y ciertamente novedosa. Como todo acto osado va acompañado de cierta valentía e inconsciencia, espero que sepan perdonármelo y aprecien el gesto y si les vale para decidiros de una vez con ella, y no se arrepentirán ( y ¡ojo! que esto lo digo con una certeza fuera de lo común), esta laudatoria habrá valido la pena y sé que Jean Giraud, esté donde esté, me guiñara el ojo y Jean Michel Charlier se removerá en la tumba de cierto orgullo post mortem.

Como en toda obra matriz y referencial, los aspectos en los que se puede incidir son múltiples. Yo voy a hablaros de El Teniente Blueberry centrándome más en su relación con el cine, pero estén tranquilos pues no hablare de ese engendro de película basurilla llamada del mismo nombre que el comic sino su relación con el cine del oeste, con el western, empezando con que los rasgos de Mike S. Blueberry nos recuerdan poderosamente al actor francés Jean Paúl Belmondo.


Dejando adrede de lado todas las vicisitudes que fueron conformando a lo largo de los años esta obra maestra, solo apostillar dos datos con fecha inclusive: se inicio allá por 1963 cuando Charlier buscaba un dibujante para una serie del oeste y la otra fecha es 1989, cuando Charlier falleció quedándose Giraud como autor completo de la saga.

Antes de entrar en materia propiamente dicho, y empezar a desgranar los ciclos, es de ley mencionar los estados de gracia y la calidad que derrocharon sus dos autores en esta obra, ya que no solo vemos crecer a uno de los grandes artistas visuales y narrativos del siglo XX sino que se nos descubre a un guionista de la vieja escuela pero con una fuerza arrebatadora y una modernidad en las tramas y argumentos, aparte de unas caracterizaciones de personajes hondas y geniales, que le hizo ser un adelantado a su tiempo. Su ya lejana muerte sumada a las pocas publicaciones que hay en nuestro país, hace de él un desconocido pero Charlier es un grande. Yo personalmente veo su influencia en el comic y en el cine posterior y en las series de hoy en día que aunan intriga, misterio y aventura. Cuando lean al Teniente sabrán a que me refiero.

Sobre todo, y es el gran menester de esta reseña, quiero que vean como El teniente Blueberry nació y creció al calor del cine americano, del Western sobre todo, y fue adoptando y pasando por las etapas y corrientes que este tuvo.


La saga empieza con Fort navajo, dando comienzo al ciclo de Cochise y los indios apaches (1965-1969), que consta de cinco cómics, donde vemos representado toda la zona de USA y México con el río Grande de por medio con una veracidad y un conocimiento asombroso. En este primerizo ciclo, donde el joven Giraud muestra un clasicismo tradicional y en cierta manera arcaica para lo que vendrá después, aunque ya se le nota muy buenas maneras para la narración, vemos homenajear desde el Mayor Dundee de Pechimpah, Flecha rota de Delmer Daves, el Apache de Aldrich o Los que no perdonan de John Houston.



Flecha Rota. Delmer Daves (1950)




Después vino el único tomo autoconclusivo de la serie, El hombre de la estrella de plata (1969), tomo donde empieza y acaba de manera perfecta la historia que es todo un homenaje al cine del Oeste. Aquí vemos reminiscencias de Solo ante el peligro de Fred Zinnemann, El hombre que mato a Liberty Valance del maestro Ford y sobre todo, Río Bravo de Howard Hanks con un Blueberry en el papel de John Wayne.



Rio Bravo. Howard Hanks (1959)



Siguiendo el orden cronológico llegaría el ciclo de los Sioux (1970-1971) con El caballo de hierro y tres títulos más. En este caso, y partiendo de hechos históricos como la construcción del ferrocarril por dos compañías en una competición feroz, una por el este, otra por el oeste y de la masacre de indios sioux y su posterior respuesta en Little Big Horn, además de trasladarnos hacia el norte, hacia las grandes llanuras y las montañas rocosas, asistimos de manera sublime y personal a la visión de lo allí acaecido por los autores. Aquí ya comprobamos las concomitancias con el cine en la portada de el 2º titulo del ciclo: El hombre de el puño de hierro copiado directamente de la película The desperados de Henry Levin, con un Jetho Steelfingers parecido al villano de dicho filme, el gran Jack Palance.



Las películas que inspiran este ciclo van desde, Murieron con las botas puestas de Raoul Walsh, Union Pacific de Cecil B. DeMille (las viñetas panorámicas con muchas personas es un homenaje de Giraud a dicho director) o Soldado azul de Ralph Nelson, rodada en esa época, y donde ya se ve una denuncia a la matanza indiscriminada de indios.



Murieron con las Botas Puestas. Raoul Walsh (1941)



Hacer un inciso a esta altura para decir que en todos los ciclos de esta saga, hay situaciones y personajes que fueron verídicos, producto de la documentación que hicieron los autores, y que supieron muy sabiamente mezclar con cosas de su invención, dándole ya desde bien pronto a la saga un toque histórico, un status que ninguna otra serie del Oeste ha llegado a tener.


Hasta aquí se puede decir que llega el Blueberry clásico, el Blueberry como tebeo de genero puro, en este caso de genero del Oeste, siguiendo a su vez ese paralelismo con el cine del Oeste, en este caso con la época dorada del Western, años 40, 50 y primera mitad de los 60. Los ciclos que vienen después vienen ya con unas tramas, unos argumentos, unas caracterizaciones y personajes, unos diálogos y situaciones, en resumidas cuentas, una modernidad y una calidad, que aun siendo tebeos del Oeste, trascienden dicho genero aglutinando intriga, misterio, aventura, genero negro, denuncia social, genero histórico, genero carcelario, etc…

El siguiente ciclo, La mina del alemán perdido (1972-1973), compuesto de dos títulos, el mencionado y El fantasma de las balas de oro (inspirados los dos levemente en la leyenda del Lost Duchtman), es toda una lección de cómo en solo dos tomos sacar una inolvidable galería de secundarios digna del mejor cine americano y de una trama alrededor de una mina de oro realmente inolvidable. En cuanto a las películas referentes a este ciclo podemos mentar El tesoro de Sierra madre de John Houston y El oro de Mackenna de J. Lee Thompson, sobre una legendaria veta de oro emplazada en el territorio sagrado de los Apaches rodada un par de años antes, pero lo que ya se empezaba a adivinar eran las influencias del western europeo con Sergio Leone a la cabeza que en el lustro que va de 1965 a 1970 rodó sus películas fetiches.




El oro de Mackenna. J. Lee Thompson (1969)



Y con estas apareció Chihuahua Pearl, primer tomo del ciclo de El oro confederado (1973-1975), compuesto de cinco tomos. Para mí el ciclo estrella de la saga y uno de las cumbres del 9º Arte. No voy a hablar mucho de la genialidades de este ciclo, para eso están las críticas y estudios sobre Blueberry; mencionar que aquí la galería de personajes es sencillamente brutal encabezando el reparto uno de los personajes más memorables, Chihuahua Pearl (la zorrita de la Pearl como diría Jimmy McClure), prostituta, espía, atractiva aventurera, mercenaria, la antitesis de Bluberry. A este ciclo se le puede adjudicar influencias cinematográficas tan genéricas y dispares que sería difícil especificarlas, creándose una mixtura de géneros realmente fabulosa. Solo mentar que tenemos articulada un trama realmente trepidante y endiablada, con complots para matar al Presidente de USA, cárceles denigrantes con fugas de por medio, misiones suicidas, juego doble de espías, tiroteos, explosiones y violencia en la línea del mejor Pechimpah, asesinos a sueldo con cara de Ángeles, la mejor ambientación del mejor México prerrevolucionario que se ha hecho en la Historieta, locura y muerte desatada por el oro, traiciones y traiciones y mas traiciones en un juego infernal que deja, literalmente al lector, sin aliento y en estado de shock. Aparte de esta impresionante labor de Charlier, Giraud esta en este ciclo en su más excelso momento; con eso os digo todo, no necesito entrar en detalles.


Por Un Puñado de Dólares. Sergio Leone (1964)



Y ya llegando a su cenit, se publico Nariz rota, primer álbum del ciclo de Vitorio y los navajos (1980-1983), compuesto por cuatro títulos mas dos tomos broche donde los autores van cerrando las cuestiones planteadas en ciclos anteriores. En este ciclo los autores muestran la desmitificación y la decadencia del viejo Oeste y la llegada de los nuevos tiempos que hace agonizar toda una época, agonía que recorría también el cine del Oeste en aquellos años. Blueberry ya no es tal sino es Tsi Nah Pah. y se avergüenza del hombre blanco y de la supuesta modernidad que esta acabando con toda una forma de vida y una época histórica. Los western que pueden influir partiendo de los más antiguos como El incidente Ox-Bow de William A. Hellman, alegato furibundo contra el linchamiento y la injusticia, el ultimo western de John Ford, El Gran Combate, todo un acto de justicia hacia la nación india, o Pequeño Gran Hombre, atípico western de Arthur Penn, otro alegato crepuscular del viejo Oeste, aunque también se adivina influencias desde Sam Pechimpah, Michael Cimino o Clint Eastwood.



El Gran Combate. John Ford (1964)



Y pensando en terminar este fabuloso recorrido, llego el óbito de Jean Marie Charlier, cosa que hizo pensar a mucha gente que o El teniente Blueberry se había acabado o Giraud se podía convertir en Moebius y despersonalizar la saga haciendo experimentos raros. Al final, Giraud contradiciendo a mucha gente, demostró que tantos años con grandes guionistas le habían traído un bagaje realmente interesante y termino la saga con El ciclo de Geronimo y el O.K. Corral (1995-2007), compuesto por cinco tomos, donde nos regala su versión del famoso duelo de Wyatt Earp y Doc Holiday, con Blueberry de por medio como genial observador. Decir que Giraud nos acerca la cámara de manera genial a unos personajes, y los disecciona con el bisturí todo en aras de profundizar psicológicamente en un momento cumbre de esa época y una de las grandes leyendas del Oeste, con un dibujo mas Moebius que nunca pero con ese toque clásico Blueberryeresco. De las influencias de películas clásicas referentes al famoso duelo podemos mencionar Pasión de los fuertes de John Ford o El póker de la muerte de Henry Hathaway, aunque lo que de verdad se nota son influencias genéricas y variadas como pueden ser el personaje de John Wayne en Centauros del desierto o Sin perdón de Eastwood o El golpe y Dos hombres y un destino de George Roy Hill.



Dos Hombres y un Destino. George Roy Hill (1969)



Y despedirme, con un alegato doble: el primero a favor de este tipo de cine, que aunque hay muchas películas que han envejecido mucho y mal, hay bastantes otras que se mantienen con un vigor y una calidad que estoy seguro que más de uno se sorprendería y el segundo es, como no, a favor de esta obra maestra de arte de la viñeta, donde se conjugaron dos de grandes de esta disciplina artística para mostrarnos como se vive la aventura en letras mayúsculas siempre manteniendo la integridad moral y la dignidad como argumento principal y maestría por bandera.