viernes, 31 de julio de 2009

La Visita: Blueberry.

Tras tanta visita, la verdad, es que a uno se le queda el cuerpo un tanto extraño..
Demasiada cerveza, vino y otros brebajes. Demasiada comida, picoteos, tapas varias…
Uno ya se hace mayor y su estómago ya no está tan acostumbrado y cada vez se resiente antes y por más tiempo.

Así pues hoy he tenido que llamar al médico, pero no a un médico cualquiera, no os vayáis a creer. He llamado a un “matasanos” de confianza: Mi amigo Blueberry.



Blueberry es otro de esos apasionados de los tebeos que también deja sus comentarios en un blog, que no hay que perderse y, que ha llamado Fort Navajo. En este se encarga de ponernos al día de las novedades con sus lecturas (increíblemente actuales) y con unas reseñas concisas, que no se entretienen en florituras, pero muy acertadas.
A parte, también tiene una sección que ayuda a recordar, y a presentar en muchos casos, aquellos tebeos que han sido injustamente olvidados.
Para mi es un blog muy fácil de seguir ya que coincidimos en el gusto por muchas obras y autores.

Tras dar lo típicos golpecitos en mi estómago y haber descartado cualquier tipo de urgencia, nos quedamos hablando con Blueberry un rato, como no, de comics. Tiempo que aproveché para sacar unas cervezas y algo de picar…

Hablamos de La Patrulla X. Dios Ama, el Hombre Mata.



A principios de los años 80 era muy duro ser seguidor de la nueva Patrulla X, serie que habíamos entrevisto durante los años 1.978 y 1.979 en el llamado Vol. 3 de la Patrulla X de la editorial Vértice, aunque para mí que en esta colección no hubo Vol. 2. Tan solo episodios publicados desde el Vol. 3 nº 20 al 35, concretamente toda la primera etapa de Cockrum y algo de la de Byrne. Eso sí, publicados en blanco y negro, con una impresión realmente penosa, y con algunos fallos garrafales, como las portadas que mostraban a una Tormenta de rubia platino. En definitiva entrevimos un buen producto, aunque publicado de forma mediocre.



Aunque Vértice deja de publicar algunos personajes de la Marvel, con el sello de Surco (1.979/1.980), se publica casi el final de la época de John Byrne, durante 6 números, que finalizan con el mítico destino de Fénix, eso sí, a color, pero con el horrendo color que caracterizaba a los episodios finales de Vértice. Con estos números, se iniciaría un lustro de abstinencia para los que nos había encantado la Nueva Patrulla, pues no se reanudaría la publicación de la serie hasta marzo de 1.985, cuando Forum (Planeta), reinicie la serie en el punto que dejó Surco.

Durante este lustro fatídico, solo tuvimos dos cosas para hincar el diente, el episodio número 4 de Aventuras Bizarras (dedicado a la Patrulla X) esplendida revista en su edición española, y la fantástica iniciativa de la Colección de Novelas Gráficas Marvel, cuyo primer número se dedicó a la Patrulla X., al a que vamos a dedicar estas líneas.



Así se presentó una colección trimestral de álbumes, bien encuadernados –los míos tienen ya 27 años y están impecables a pesar de las múltiples lecturas- que nos iban a permitir ver que los del otro lado del charco hacían otras cosas, incluso con los superhéroes, aparte de los comics-books.

El dibujo era de Brent Eric Anderson, que se había encargado de la serie de Kazar, no era ninguna maravilla, aunque en la composición de viñetas en el álbum consiga alguna secuencia meritoria. pero el guión, el guión era del gran Chris Claremont, y todas sus paranoias y sus clichés estaban en el álbum: la personalidad cambiante de Kitty, ahora en su personalidad de Ariel, la cuenta a tres de Lobezno y sus métodos, la oposición de Xavier-Magneto (no sabíamos que Magneto iba a dar un giro de 180º), el racismo, etc.




El argumento: Unos fanáticos religiosos están matando mutantes ante la estupefacta mirada de Magneto. Lo siguiente es atacar a los X-Men y apoderarse del cándido Profesor Xavier y manipularlo, pero los fanáticos no cuentan que un soberbio Magneto, que cada vez me iba a resultar mas simpático, lidera la carga de los X-Men contra el reverendo Stryker…al final un anónimo policía salva el día, además, pronunciando una frase al mas puro estilo del Stan Lee de los años 60: ¡Porque iba a matar a una chica desarmada! ¡Si esa es la palabra de Dios, ha cambiado mucho desde que yo iba al colegio!



En definitiva: si bien es una aventura que no fue muy trascendente en la historia de los X-Men, ni artísticamente, tiene la importancia de romper un lustro de sequía y de mostrarnos que de superhéroes también se pueden hacer otras cosas, algunas horrendas, la verdad, otras fantásticas, pero esa es otra historia.


Bueno, pues con esta visita doy por concluida la primera parte de esta sección.
Después del verano, habrá más si vosotros queréis.
Ya sabéis que estáis todos invitados a este blog y ayudar a continuar con esta sección en marcha. Para ello, solo tenéis que mandar vuestra “visita” a la dirección de correo electrónico que aparece en mi perfil.
Hay amigos que han sido invitados y sin embargo aún no han participado. Tranquilos, no es cuestión de hacer las cosas por obligación. Se os entiende y se os quiere igualmente.
Pero si en verdad queréis participar y vuestro tiempo os lo permite que sepáis que tenéis las puertas abiertas de par en par, igual que lo están para los amigos que quieran repetir experiencia.

Un saludo.

jueves, 30 de julio de 2009

La Visita: Marcos Mateu.

Aquí estamos otra vez en esta maratoniana recepción de visitas para recibir a un pedazo de artista:
Marcos Mateu-Mestre.



Marcos empezó en los comic, trabajando para las revistas Creepy y Zona 84 entre otras, y desde ahí dio el salto a la animación trabajando en películas tan conocidas como Balto, El Príncipe de Egipto, La Ruta Hacia el Dorado, Asterix y los Vikingos o Locos por el Surf (también entre otras).

Es un gusto pasearse por su blog y ver las fantásticas ilustraciones y comentarios que cada poco tiempo nos regala. Y al igual un verdadero placer recorrer su página web.

Con Marcos hablamos de comics, del que es un gran enamorado como muestra sus muchos comentarios en blogs de esta temática, y, ya que dentro de una semana estaré por allí de vacaciones, de su preciosa Mallorca natal.

A parte, me valió esta visita para hacerle una petición:
Marcos, si el tiempo te lo permite, regálanos un comic pronto. Aquí tienes un seguro comprador.

En esta visita hablamos de la Revista Trinca, de Antonio Hernández Palacios y Víctor de La fuente. ¿Alguien da más?




'Trinca'

Hay momentos en la vida de cada uno que cambian nuestro futuro personal con la fuerza de aquel 'tierra a la vista' del año 1492, y mi particular nuevo mundo fue sin duda la revista 'Trinca'.
Afortunadamente llegue a ella tras unos once años de previa exposición al arte por medio de mi familia que nunca agradeceré lo suficiente.



Ver los trabajos de aquellos artistas reunidos de golpe en unas relativamente pocas paginas fue una experiencia extraordinaria, y de ella recuerdo especialmente dos nombres, que como no sabría en que orden citar, aquí vienen en el siempre conveniente 'orden alfabético': Antonio Hernández Palacios y Víctor de La fuente.

De Palacios siempre admire entre otras cosas lo creíble, lo verídico de sus mundos, de su trabajo.
Capto como nunca la historia, la épica, las expresiones graves de aquellos personajes que tomaban responsabilidades pocas veces tomadas antes sobre este planeta, el polvo de territorios que nunca nadie había cruzado, las texturas de los diferentes materiales que aparecían en sus viñetas y que envolvían a sus personajes en su arduo quehacer. Materiales testigos de tantas epopeyas y momentos que cambiarían ya todo.

Sus historias fueron siempre una puerta a otras épocas y una autentica maquina del tiempo y, para mi, una forma de ver lo que lo que se podía crear con un pincel sobre algo tan antiguo y sencillo como una lamina de papel.



Víctor de la Fuente era la épica moderna, basada en el enorme atrevimiento que mostraba al crear estos formatos tan extremos, utilizando cada espacio tan sabiamente y con una complejidad aparentemente tan sencilla.
Su estilo era el dinamismo de trazo seguro de aquellos personajes cuyo movimiento era perfectamente enfatizado por el de sus ropajes. Esas manos y ese elegante sentido de la anatomía en general, de los cuales aprendimos toda una generación.
Y, como no, una narrativa que, al igual que la de Palacios, giraba siempre alrededor de personajes fácilmente empequeñecidos por los enormes, arduos y peligrosos espacios de los que estaban rodeados y que hacían su heroísmo aun mas obvio.



A Víctor de La Fuente tuve la ocasión de saludarle hace ya mucho tiempo en el salón del Cómic de Barcelona, en la misma edición en la que también tuve el lujo de hablar un momento con Alberto Breccia.

Desafortunadamente nunca tuve el placer de unas palabras con Hernández Palacios, que será para mi siempre ya como Hergé, una personalidad enorme que, al ver una fotografía de ellos, aun me cuesta creer que pudiera estar contenida en un cuerpo humano.

M.

Todas las imágenes de esta entrada están recogidas de Comics en Extinción.
Por favor, no dejar de visitar las entradas que dedica Emilio a estos dos grandes artistas:

Antonio Hernández Palacios.
Víctor de la Fuente.

miércoles, 29 de julio de 2009

La Visita: Sebelo2 (Sergio Benítez)

Pues eso. Prácticamente a visita diaria, que hay que dejar a todos los amigos recibidos antes de que lleguen las vacaciones. (¡Que ganas!)

Y hoy recibimos a un reseñador profesional. ¿Qué? ¿Qué no sabíais que existía esta profesión?. Pues si, ya os lo digo yo, y en el amigo Sergio tenemos uno de sus mayores representantes. Os cuento:

A pesar de tener la carrera de arquitectura terminada, Sergio se gana el pan reseñando todo lo que puede de cine en:
Cine y BSO (Desgraciadamente esta web cierra en octubre definitivamente)
Y en:
El Correo de Andalucía (Debéis poner "Sergio Benítez" en el buscador)



Por si esto fuese poco, hace ya algún tiempo, Sergio pensó en que hacer con su tiempo libre y como se ve que es un reseñoadicto se inventó, con ayuda de Marione, un blog donde cualquier comic, de cualquier temática, pasa a ser desmembrado por la hábiles recomicdaciones de nuestro visitante. (al principio junto con el ya mencionado Marione y ahora, junto con otros amigos, alguno de los cuales ya conoceréis por esta sección)
He de reconocer que yo me preguntaba como carajo podía hacer una reseña diaria. Ahora ya lo se: Sergio es un profesional.

No dejéis de pasaros por el blog Lecturas Recomicdadas donde podréis encontrar reseñas de todo tipo de lecturas comiquerías de calidad.

Sergio apareció por casa con un buen vino bajo el brazo. Mi intención no era invitarle a cenar, la verdad, pero al ver el vino no me dejó otra opción. Guardé la cerveza y los panchitos sin que se diera cuanta y me puse el delantal.
Milhojas de lomo con queso, bacon y aceite de soja, una receta rápida y que tiene el éxito garantizado. No vaya a ser que a Sergio le de por hacer una reseña de la cena...

Después, ya con el buche lleno, hablamos de:
Omega el Desconocido.



Ir de visita a casa de un amigo siempre es una responsabilidad, sobre todo porque nunca sabes qué vino llevar para quedar bien. ¿Y si me planto con un borgoña y resulta que le va más el sake?. ¿Y si llevo uno de viñedos californianos y da la casualidad de que le gusta el peleón español?. Lo que les cuento, una responsabilidad. Como quiera que no tenía muy claro que traerme "an'cá Angux" al final me he decidido por un hibrído entre europeo y norteamericano pero con un sabor muy peculiar. Su título, Omega el Desconocido...¿o es que realmente pensabáis que estaba hablando de zumo de uva fermentado?.

Las pocas experiencias que he tenido hasta ahora con escritores respetables metidos a guionistas de cómic me han dejado más bien frío. Ni las "renovaciones" de Brad Meltzer en la JLA me parecieron todo lo grandes que se habló en su momento (seamos francos, el Identity Crisis era un cómic muy normalito), ni lo que Orson Scott Card hizo con Ultimate Iron Man provocó que me comprara el segundo volumen, y eso que el dibujo es del gran Pasqual Ferry. Pero como los humanos no solemos aprender de nuestros errores ni a la primera ni a la segunda, había que probar una tercera ocasión y la oportunidad la brindó de manera inmejorable Panini con su edición de este Omega el Desconocido que prometía, ante todo, ser un cómic pijamista alejado de lo habitual...aunque no podía imaginarme cuánto.




Aquellos que no se hayan acercado a esta singular obra deberían ir advertidos: Omega no es un cómic para el amante de lo regular del Universo Marvel (léase cualquiera que siga devorando mes a mes todo lo que se publica de mutantes o los interminables crossovers anuales). De hecho, es tan, tan, TAN raro, que ahora mismo no sabría a que tipo de público podría recomicdárselo (disculpen, es la costumbre), ya que oscila, ora hacia el tebeo de superhéroes con un punto extraño, ora hacia el cómic independiente, también con un punto extraño. Esta indefinición no trabaja en que las sensaciones que se producen durante la lectura sean lo suficientemente claras como para que uno se haga una idea sólida de que diantres esta consumiendo, si un cómic, o una nueva droga alucinógena de diseño.



En este último sentido destaca en primer lugar el hecho de que muchas veces dé la impresión de que el dibujo va por un lado y los bocadillos de diálogo y textos de apoyo por otro. Tan chirriante resulta el maritaje de ambos que perfectamente durante una gran mayoría de los diez números que conforman la historia uno puede centrarse sólo en los dibujos y lo que Darlymple transmite con su trazo (de claro carácter indie) siendo éste tanto o más comprensible en su unidad aislada que con los textos. Tanto es así, que ese último número, carente por completo de cualquier palabra ajena a las ilustraciones, es de los que mejor se aprehende y asimila, demostrando Lethem que no ando muy desencaminado en mis afirmaciones.

Lo que sí queda bien claro al finalizar la lectura es que no es este un cómic para conformistas que necesiten todo bien machacadito y explicado, antes bien, todo lo contrario: ya la lectura del primer número supone todo un reto para el intelecto del que se sienta al "otro lado" de las páginas, comenzando el guionista la historia de forma abrupta, sin ningún tipo de concesiones a la galería ni, por extensión, a aquellos que no tuviéramos ni idea de la existencia del personaje creado por Steve Gerber allá por mediados de los setenta. Homenaje directo (y una suerte de remake) del primer número de aquella colección que nadie supo entender (algo similar a lo que seguro le habrá pasado a esta al otro lado del charco) la serie comienza entonces a desvelar algunos, que no todos, de los muchos misterios que rodean a los dos personajes principales, el mudo Omega y Alex, un adolescente que desconoce su papel en el mundo que le rodea. A su alrededor, Lethem hace pulular una serie de individuos bastante peculiares que van desde Minx, un superhéroe corporativo y, para qué negarlo, bastante cobarde, a los compañeros de instituto de Alex, la enfermera que lo cuida, o el dueño del puesto de perritos calientes que da trabajo a Omega (sic).



A través de todos ellos, el guionista va construyendo una trama que se puede leer a dos niveles (o al menos son esos dos lo que capta un servidor sin la ayuda de psicotrópicos): el primero, y más superficial, es aquél que nos habla de las aventuras de héroes de otro planeta enviados a la Tierra para impedir una invasión robótica y del hijo de uno de ellos que desconoce su origen, algo que, de una manera u otra hemos leído mil y una veces en otros tantos cómics. El segundo, y que quizás varíe dependiendo del lector, atañe a una crítica feroz por parte del guionista hacia la sociedad de consumo, aquella de las franquicias alimentarias que despersonalizan al individuo hasta convertirlo en parte de una maquinaria anónima que funciona por inercia más que por otra razón. Pero también es crítica hacia esa otra sociedad que da la espalda a los jóvenes problemáticos, relegándolos a un rincón laberíntico del que, una vez dentro, es muy difícil salir. Es en este sentido y no en otro donde Omega el Desconocido encuentra su mejor punto de apoyo, aquél que en última instancia salva de la quema a este extraño pero singular tebeo.

Sergio Benítez

martes, 28 de julio de 2009

La Visita: Nectarina.

Es temporada de visitas en La Caraviñeta.
Así que hoy hemos recibido otra. La de Nectarina.



He de reconocer que el blog de Nectarina es otro de los que me tiene hipnotizado.. Y cada vez más.
Un blog sobre comics (como no) autores e ilustradores con una magia y un cuidado especial, demostrando el amor que nuestra visitante tiene por el arte del lapicero. Pasar, pasar por favor a Trazos de Tinta y disfrutar

Desde hace poco tiempo nuestra amiga también ha abierto un portafolio online que conviene visitar con dibujos, diseños para camisetas ¡Que chulos! y trabajos de color.

Saco la bebida bien fresquita, con mucho hielo, y escuchamos la bonita manera que tiene nectarina de hablar de comics.
Y hablamos, y hablamos y llegamos a Miller y Elektra y yo ya solo puedo escuchar..



ELEKTRA LIVES AGAIN (1990) - Frank Miller

Después de darle varias vueltas a una obra que me gustase, me he decidido por Elektra Lives Again, por ser prácticamente el primer cómic que descubrí cuando hará unos 12 años me lo prestó un amigo. Él se empeñó en que lo leyera, una elección arriesgada para ser el primer cómic que dejas a alguien "virgen" de este mundo (lo más cercano que había visto de un cómic eran mis queridos Calvin y Hobbes). Y además una obra americana de "superhéroes", de esos de los trajes ajustados... no suele colar verdad?. Algo escéptica, prometí a mi amigo leérmelo, más que nada por quedar bien. Al día siguiente se lo devolví entusiasmada, pidiéndole que me dejara más! Y así entré en esta secta comiquera.



Elektra había muerto en manos de su enemigo. Y ahora vuelve de los infiernos para ajustar cuentas: la resurrección de Elektra, la asesina despiadada.



Miller nos presenta unos personajes imperfectos en una melancólica historia: la soledad y obsesión de Matt ante la pérdida de su amada, que a su vez ha sido su enemiga acérrima. No veremos a Daredevil con su traje rojo, sino a una persona desquiciado, impotente. En el principio de Elektra Lives Again, un insomne Matt Murdock acude a la iglesia a confesarse: los fantasmas de su pasado le atormentan. "Está muerta", se dice a sí mismo por enésima vez. "Murió en mis brazos. Y cuando volví a tocarla, esa última vez que pude tocarla, ya no era ella. Ya no. Era algo frío. Frío y vacío. No puede estar viva".



La narrativa del cómic es la que nos tiene acostumbrados Frank Miller en sus historias de Batman: Año Uno y El Regreso del Señor de la Noche, así como Daredevil: born again, las tres de 1986. Crea una atmósfera acorde con el ritmo de la historia: los pausados planos generales contrastan con viñetas detalle esparcidas por la página, y muchas veces sólo acompañadas de sonidos: el DUM DUM de los tambores, el TINK TINK del piano, el FAPP FAPP del saco de boxeo...una nerviosa banda sonora que nos transmite la inquietud de la trama. Las siete páginas centrales que recrean la lucha de Elektra y sus enemigos están divididas en dos viñetas simétricas, de similar concepción; y destacables son algunas viñeta que ocupan la página entera, de gran efecto dramático.



Desde el punto de vista artístico, Elektra Lives Again no tiene desperdicio: sólo tienes que abrirlo por una página cualquiera y disfrutar. El color fue lo primero que me llamó la atención: los expresivos trazos de Miller son realzados con el colorido de Lynn Varley, su pareja y colorista habitual. Estos elementos se enmarcan en unas perspectivas y puntos de vista no convencionales, dando como resultado una obra de innegable calidad estética. Me siguen fascinando las vistas cenitales que utiliza el autor, véase al protagonista bajando las escaleras de su apartamento y dejando al espectador ver su figura en cada tramo, farfullando "Locura, maldita locura" mientras va poniéndose la bata, escena que se repite casi idéntica en la comisaría; o el plano visto desde arriba de la cama de su habitación con Matt asomándose al balcón.



Las imágenes del interior de la iglesia es donde el artista más se recrea: al inicio con figuras prácticamente negras recortadas en las luminosas vidrieras góticas. Esta misma catedral es el escenario final de la obra: si la iglesia en un principio estaba concebida como espacio religioso, ahora se presenta como escenario de los muertos, con una resucitada Elektra vestida de monja. La iconografía católica salpica la historia: las ya comentadas vidrieras; la arquitectura gótica; las cruces; las tumbas; el cura; Elektra-monja...



La nieve es otra constante: vemos nieve en la ciudad, nieve a través de las ventanas, suelos nevados de tal forma que las viñetas, en un principio oscuras, se convierten en prácticamente blancas. La gélida nieve, al igual que el frío cadáver de Elektra, se transforma en ardiente fuego de cara a la vuelta a la muerte de Elektra "...puedes volver a vivir mil veces y pasaría siempre lo mismo” sentencia Matt.



Y muchos cadáveres, muertos resucitados que se pasean por las páginas como una horrible pesadilla de la que nunca acabas de despertar.



"Tenía razón".

"El cura tenía razón"

"Debes liberarte de ella, dijo".

"No era ella la que me perseguía a mí. YO la perseguía a ella"

"Debes liberarte de ella..."

¿Y quién podría liberarse de Elektra Lives Again?





nectarina.

domingo, 26 de julio de 2009

La Visita: Mo Sweat.

Hay dos aficiones que comparto con el visitante de hoy. Mo Sweat.
Por lo que su visita es sin duda muy agradable.



Empezamos hablando de una de ellas: El Baloncesto (Mo, tiene un fantástico blog, Fo Fo Fo, dedicado a este)
Pero no de cualquier baloncesto, hablamos de la NBA de los 80/90, la época de los duelos entre Celtics y Lakers, Bird y Magic. De la época en la que este espectáculo se metió “hasta la cocina” en nuestros hogares gracias al programa Cerca de las Estrellas, que presentaba Ramón Trecet. Hablamos del nacimiento de Jordan y Pippen, de Malone y Stockton, de los duelos matadores de Wilkins y Jordan, del pequeño Spud Web, de Olajuwon, de Ewing, de Drexler, de Barkley, de Isiah Thomas y los Bad Boys…
Y de un jugador que era uno de mis preferidos, gracias a la cabecera del programa de Trecet y su mate a aro pasado, el polémico, olvidado y muy posiblemente olvidable Xavier McDaniel (¿Alguien lo recuerda?) apodado X-Man.

Lógicamente, una cosa llevó a la otra y terminamos hablando de comics. (Mo, Tiene un excelente blog, Comics is Art, dedicado a este) (no dejéis de visitar esta sección, o esta, o esta otra...)
Pero no de cualquier comic, hablamos de X-Men, de la época en la que Claramont guionizaba y reinventaba los personajes, la época en la que Byrne dibujaba las ideas de este con su inconfundible talento.
Dos épocas gloriosas.





Saludos a todos; ante todo agradecerle a Angux que me haya invitado a esta maravillosa y ecléctica sección que es La Visita, donde hemos podido disfrutar de cómics tan buenos como diferentes entre sí; obras como el Philemon de Fred (gran obra olvidada donde las haya), el Asterix de Goscinny y Uderzo, el Capitán Trueno de Mora y Ambrós, los Micronautas de Mantlo y Golden, Batman: la Broma Asesina de Moore y Bolland o La Torre de Peeters y Schuiten, por poner solo unos ejemplos.

La verdad es que me ha costado decantarme por una obra; llegué a pensar en hablar sobre Creepy (para mí, el punto álgido en cuanto a conjunción de grandes artistas en un cómic), los Vengadores de Roy Thomas y John Buscema, el New York: Vida en la Gran Ciudad de Will Eisner o los 4 Fantásticos de Stan Lee y Jack Kirby; pero al final me he decantado por los X-Men de Chris Claremont y John Byrne, una obra que en su momento me impactó prácticamente más que ninguna otra.

Yo siempre he dicho que mi Olimpo personal de artistas de la historia del cómic está compuesto por John Buscema, Neal Adams, Jack Kirby, Will Eisner, Gene Colan y John Byrne. Eisner, Colan y Buscema han sido artistas que con el tiempo y contando con más de 70 años de edad, eran capaces de realizar obras con un nivel gráfico maravilloso, espectacular, demostrando que incluso mejoraban con la edad, de Kirby no hace falta ni decir nada y Neal Adams hace mucho tiempo que está totalmente out del mundo del cómic, mostrando una preocupante dejadez en los pocos trabajos que he realizado en los últimos 15 o 20 años, muy lejos de sus mejores épocas. Y llegamos al señor Byrne... de él se puede decir que (al igual que Adams) hace años que sus trabajos se han vuelto menos trabajados, más simplistas y en ocasiones carentes de aquella magia tan grande que poseía, pese a seguir siendo un gran dibujante y narrador. Es muy posible que su carácter huraño y la gran cantidad de encontronazos que ha sufrido con editores y gente varia del mundillo mainstreem americano hayan tenido bastante que ver en ello, pero hubo una época en que todo lo que tocaba se convertía en oro, todos los cómics que dibujaba se convertían en maravillas gráficas y se podría decir que junto al guionista Chris Claremont, es el máximo responsable de que los X-Men pasaran de ser un cómic marginal dentro de la Marvel de los 70 a ser la mayor fuente de ingresos de la compañía durante un montón de años. Tras la marcha de Byrne, Claremont siguió en la colección a lo largo de interesantes etapas con artistas como Paul Michael Smith, John Romita J.R. o Dave Cockrum entre otros, para luego empezar a languidecer poco a poco, primero con la era del pin-up noventero (donde Jim Lee fue el principal artista) y después con la marcha de Claremont y la llegada de nuevos guionistas que liaron la cosa a base de múltiples realidades alternativas y que en definitiva, vivieron de lo que habían construido Claremont y Byrne, pero sin ser dignos ni tan solo de poder comparárseles.



La implicación de Byrne en los X-Men fue tan grande que con el tiempo llegó a ser también el co-argumentista de la serie e incluso en alguna ocasión el único argumentista, dedicándose Claremont solo al guión. La etapa completa realizada por Chris Claremont, John Byrne y Terry Austin (no nos olvidemos del maravilloso entintado del gran Austin, el mejor entintador que ha tenido jamás Byrne) comprende del Uncanny X-Men nº 108 (Diciembre de 1977) al nº 143 (Marzo de 1981).

Para mí, los X-Men de Claremont y Byrne son uno de los puntos más altos de la historia del comic-book, junto con los 4 Fantásticos de Lee y Kirby o el Batman de Denny O'Neil y Neal Adams; pocas veces se ha llegado a tal nivel de genialidad en un cómic que debe salir cada mes y donde los autores no pueden dedicarle varios meses a realizar 20 o 30 páginas. En esa época se conjuntó el mejor momento creativo de un guionista como Claremont, el mejor momento artístico de un dibujante como Byrne y unos personajes con un potencial enrome que aun no habían sido sobreexplotados como lo serían años más tarde, perdiendo mucho por el camino...

Me atrevería a decir que ninguna otra obra me ha influenciado e impactado en tantos aspectos como esta.

viernes, 24 de julio de 2009

La Visita: Yago.

Un día, hace ya tiempo, estaba yo poniendo el nombre de este blog en Google para así poder ver y conocer los blogs que enlazan con el mío sin yo saberlo. He de reconocer que no había muchos y uno de ellos me era totalmente desconocido.
Así pues, entré en aquel blog, Sonrisas y Silencios, que enlazaba con una de las entradas dedicadas a la nieve en la sección de Las 1001 maneras y me sorprendió y gustó aquel blog a partes iguales.



Era un blog sobrio y sencillo dedicado al mundo del comic y sus muchos primos hermanos como son la ilustración, la animación..
En él, Yago nos pone al corriente de eventos, exposiciones interesantísimas, y demás curiosidades dentro del mundo del comic y sus aledaños.

Hoy, Yago, visita este blog que también es el suyo y con el hablamos de Taniguchi y su obra: El Caminante.



El placer de dar un paso detrás de otro, detenernos y observar

Congelar, por un momento, el tiempo

Aprovechar cada instante de ese encuentro inesperado.

Después de mucho pensar sobre el cómic del cual escribir me he decidido por El Caminante de Jiro Taniguchi. Un manga, diferente, único. Esta es una lectura sosegada, pausada, aunque apenas haya guión, es un lectura de las imágenes que Taniguchi nos ofrece en los paseos de su personaje, narrado de forma magistral en sus pequeñas y grandes viñetas en blanco y negro.

Ya, desde la cubierta se nos presenta lo verdaderamente importante, que es el paisaje y todo cuanto le rodea.



En este volumen se reúnen una serie de paseos que el protagonista realiza solo, o en compañía de su perro, por su ciudad.

En estas historias, más que en ninguna otra, somos cómplices y parte del cómic. Nos sentimos caminantes también, caminamos junto a el protagonista, somos él, en definitiva. Sólo nos dejamos llevar por las rutas a seguir que él decide, o no, y observamos con él:

Caminar sin rumbo alguno, salir a pasear con la excusa de echar unas cartas, ver a niños jugar al fútbol, o a niñas reírse y murmurar entre ellas, el placer de volver a la infancia. Atravesar una callejuela. ¿Cuántas veces nos hemos preguntado porqué ir siempre por el mismo camino? ¿Por qué no dar un paseo en sentido contrario?. Descubrir un rincón de la ciudad, un parque escondido, observar un amanecer, devolver una concha al mar...y regresar al hogar al encuentro de su pareja.



Es también el poder saber mirar de otra forma, como a través de unas gafas rotas o subido en la copa de un árbol. Sensaciones como sentir la hierba con la palma de la mano o dejar caer las gotas de lluvia sobre nuestro cuerpo. Capacidad de observar, de ser curiosos, no necesitamos más que unos minutos y detenernos en nuestro caminar para admirar aquello que nos haya llamado la atención.

En el último capítulo Taniguchi nos ofrece 10 años después, otro paseo del caminante, ya desde otra forma, donde podemos leer los pensamientos (En los anteriores sólo hay algún diálogo, y la compañía de las onomatopeyas puestas en su justa medida) del protagonista a lo largo de su paseo.



Un lectura muy gratificante como caminante que también soy yo (procuro serlo) y que te deja con ganas de seguir siguiendo a este personaje en sus muchos más paseos que podría haber tenido. Y, sobre todo, el deseo de salir a la calle y caminar y “sentir el palpitar del corazón por la emoción”.

Dejémonos sorprender por lo que nos pueda deparar nuestros pasos del día a día.

jueves, 23 de julio de 2009

La Secuencia: Adaptándose al Medio.



¿Qué es la exactamente la inteligencia?
¿Son inteligentes los animales?
Si atendemos al dicho aquel que dicta que el ser más inteligente es aquel que mejor se adapta al medio, no hay duda de que si lo son.

Permitirme que os cuente una anécdota.

Mi abuela Antonia, la Gorda (como la llamábamos cariñosamente sus muchos nietos), era una mujer estupenda. Muy poco agraciada físicamente tenía, sin embargo, algo que la hacía sumamente hermosa: su sonrisa, contagiosa, capaz de alegrar cualquier estancia en la que ella estuviese.

La posguerra fue muy dura para ella, como para todos los que la vivieron. Máxime si pertenecías al bando perdedor, más aún si cabe cuando tu marido fue herido de vida en una de las muchas palizas que se llevó en los campos de concentración (que aquí, como sabréis, también hubo) y fue condenado a pasar por la letrina cada poco tiempo durante el resto de su corta vida, hasta que su colón, roto, dijo basta.

Me gustaba besar los flácidos y suaves carrillos de mi abuela, despeinarla de vez en cuando y escuchar sus falsas rabietas mientras decía “Míralo! ya me espelucó” y cogía su peine, siempre en su bolsillo, y peinaba nuevamente sus canas…
Aunque sin duda, lo que más me gustaba era escuchar sus historias…

Contaba como, cuando le daba el pecho a una de mis tías por la noche, se quedaba dormida por el cansancio de una dura jornada de trabajo, del cuidado de sus hijos y su marido y por culpa del hambre que había dejado la guerra de Caines y Abeles en aquellas tierras, en las que tenías que pelear con las ratas por una monda de naranja.
Mientras ella dormitaba mi tía mamaba a su gusto de uno de sus pechos.

Un día se dieron cuenta que la niña tenía una mancha morada que rodeaba su boca, esto, y que la niña parecía perder peso asustó a mis abuelos que rápidamente llamaron al médico del pueblo.
Su diagnóstico fue rápido. Nada más ver los síntomas de la pequeña el médico determinó: - “Eduardo, Antonia. Tienen ustedes una serpiente en casa” -dijo- “seguramente esté en su cama”
Separaron las mantas y sábanas que cubrían la cama y , en efecto, allí estaba la serpiente, enrollada en una de las patas haciendo la digestión y esperando que llegara nuevamente la noche. Lógicamente , aquella serpiente no volvería a ver la luna.

El médico contó a mis abuelos como la serpiente separaba la boquita de la niña del pezón de mi abuela y sustituía este por su cola para que la pequeña no llorase y mientras, ella, vaciaba de leche el pecho de mi abuela.

¿Es esto adaptarse al medio? ¿Era inteligente, por tanto, esta serpiente? ¿Es más bien algo intuitivo?


En la secuencia (reducida y resumida para la ocasión) del siempre recurrente Lacernet y sus Combates Cotidianos (en este caso el número 3), la lechuza salvaje se adapta al medio aceptando la comida de manos de un humano.

Un saludo.

Permitirme agradecer a mi abuela sus muchos cuidados y cariños con los que atendió a todos sus nietos. Su gran corazón un día se partió por la mitad y, desde ese día, murió parte de nuestra sonrisa.
Te hecho de menos abuela. Anhelo tu sonrisa y envidio la facilidad con la que hacías felices a los que estaban cerca de ti.
Te recuerdo siempre, Gorda.

miércoles, 22 de julio de 2009

La ReVisita: Toni Caracrater. (2)

Otro de los amigos a los que da gusto recibir una y otra vez es Toni Caracrater, que ya nos hizo una visita tiempo atrás, inagurando esta sección. Y en esta ocasión lo recibimos como recomicdador, pues desde hace poco dejas sus comentarios sobre sus lecturas comiqueras en Lecturas Recomicdadas, lugar que, por supuesto, aconsejo visitar.

Con su visita, nos ponemos algo nostálgicos y recordamos nuestras primeras lecturas y hablamos de ellas, del primer contacto con el noveno arte y de la familia.

Ya habiendo reseñado un comic, en esta segunda visita a la casa del amigo Angux, voy a hablarles, imbuido de cierta nostalgia, de ese vocablo concepto tan necesario como es la FAMILIA.

Uno, con el poso que dan los años, se da cuenta que los amigos no van a estar siempre, unos caerán, otros desaparecerán, se alejaran, los pocos esperemos traicionaran, y al final de todo uno acabará siempre solo….solo? No. Te darás cuenta que tu familia estará ahí siempre a muerte, en lo bueno y en lo malo, hasta el fin.

Tras esta breve y extraña disquisición, comienzo mi reseña.

Tuve la inmensa suerte de nacer en una casa donde la cultura era como el aire para respirar, y ciñéndome a los comics, ya desde pequeños veíamos a mi padre leer siempre sus 5 o 6 tomos gordos de tapa dura roja, encuadernados en las monjitas, donde estaban todas las historias de esa enorme criatura llamada Conan de Roy Thomas, Barry Winsor Smith, Buscema ( en mi casa maldecir por “Crom” era algo usual ). Pero la verdadera influencia, en sentido historietista, fue mi hermano mayor, el me adentró, de la mano de Hal Foster, en las marismas donde vivía, con su padre exiliado, el principe valiente, siempre atentos a la próxima invasión sajona.



De la mano y la sapiencia de mi hermano llegaron más cosas; apareció el animal de Luca Torelli, alias Torpedo(si disparas a mansalva ni Dios se salva), irrumpió Gimenez y su espeluznante Auxilio Social(¡! Principe de Asturias ya!!), compareció Ortiz y Segura con su desolador Hombre(¡!Reedición necesaria!!), surgió Hernandez Palacios y su épica aventurera ( que injusto, amigos, es el olvido que sufre este artista ) y muchos más.



Huelga decir que tambien arribaron en nuestros puerto los popes de la vieja Europa: Bourgeones, Pratt, Moebius, Caza, Boucq, Cosey, Hermann, Bilal, etc… y de la castigada Argentina: Trillos, Altunas, Breccias, etc…..

Siendo justiciero con mi pasado no debo olvidarme de todo ese tipo de comic juvenil franco belga y español que amé también a través de la familia y su educación : a saber, el bueno de Tintín, la optimismo de Astérix y Obélix, pero fueron muchos más, como Yakari, los pitufos, los astroniks, Superlopez, Lucky luke, Blake and Mortimer, el visir Iznogud, Percevan, el inefable Mortadelo y bastantes más que seguro me dejo en el tintero.



Pero sobre todo conocí, mejor dicho intimé, con un teniente nacido en el Sur pero que lucho con los nordistas y con una pareja de agentes espacio temporales y con ellos ví lo que un chaval de mi edad no había visto hasta entonces.

A partir de dicho momento, los reyes magos me traían la saga de uno (alguien ha superado ya la calidad brutal de el arco argumental del Oro confederado del Teniente Blueberry?)



y del otro ( lean esa parodia/homenaje a los Superheroes en Los heroes del Equinoccio de Valerian por favor).

A partir de ahí, la sangre llamaba a la sangre y había que ser consecuente, entre las broncas de mis padres de dilapidar mi paga dominical en chorradinas en vez de ahorrar para cuando fuéramos a Madrid o a Valencia a gastarlo en comics y libros.
Y siguiendo el orden de primogenitura varonil aparece mi hermano pequeño que con el virus ya inoculado y con estos mimbres en la familia, se le presagiaba un futuro de lo mas halagueño y fascinante. Él aportó a nuestra genética europea y a las estanterías familiares la integridad de Thorgal (que estado de gracia el de sus dos autores!!), las inmortales aventuras de Spirou y Fantasio( ¡oh gran Franquin que estas en los cielos!!), las vicisitudes del amnésico XIII (a que no soy yo el único que el ritmo trepidante de este comic le deja sin respiración?), la esperanza que te queda al terminar de leer Camelot 3000 ( Y el camino siempre sigue adelante…), y alguno más que me sigo olvidando en el tintero.

Y dejándolo para el bello final, están ellas, las mujeres de mi familia, mi madre y mi hermana mayor, los auténticos pilares de este edificio. Ellas, desprovistas de esa obsesión compulsiva coleccionista de la que adolecemos los varones de la familia, y en su infinita ternura, son capaces de devorarse toda una saga comiquera en una tarde, como hacía mi hermana antes de inundarnos de maravillosos sobrinos ( a los que espero que caigan en nuestro redil bien prontito) o como hace mi madre que me comentaba no hace mucho lo impresionante que era la historia del Olmo del Cáucaso de Jiro Taniguchi.



Incierto tiempo después tome otros derroteros y marque mi propio camino plagado de nuevas sendas y frescas fuentes en esto de la Historieta y la Viñeta, siempre con la aquiescencia y el beneplácito de mi progenitores y la sana envidia de mis hermanos………………….. pero eso ya es otra historia.

Eso y solo eso, amigos. Aquí termina mi visita, permitiéndome que os deje un pequeño consejo como es que nunca reneguéis de la familia.

Gracias…..y a leer.