La Visita: Giuseppe.

Abro la puerta de La Caraviñeta para recibir a Giuseppe, que ha venido a hacernos La Visita que nos tenía prometida.
Giuseppe es el segundo (después de Eduxavi) de los amigos de Trazos en el Bloc que nos visita.
Hace un tiempo (6 de octubre del pasado año), dejó su primer mensaje en este blog desde el que os escribo. Reconozco que entonces no le reconocí como uno de los trazeros y sin embargo ya descubrimos lo mucho que teníamos en común.
Sus dos pequeños, un trabajo que le ocupa demasiadas horas y un amor incondicional hacia este arte que hace que siempre que puede se acerque a la blogsfera a dejar sus entradas o comentar, cuando el tiempo se lo permite, las de los demás compañeros. (Aviso que suele llegar tarde así que es bueno echar un vistazo a las entradas antiguas)
Sin duda un gusto recibir a un alma gemela. A ver si un día las cervezas virtuales se pueden convertir en reales.
En su visita, hablamos de Batman y La Broma Asesina.

Lo más lógico hubiese sido aportar a “La visita” unos apuntes sobre algún cómic español o sobre todo europeo. No se si por llevar la contraria, pero vamos a ver un poco (muy poquito) de un cómic americano y, además, de superhéroes. Para ver el porqué, lo mejor será acudir –con la autorización correspondiente- a un extracto de las “Memorias comiqueras de Giuseppe”:

“… y fue en mi época de universitario -en Valencia- cuando en cuarto de carrera, llegó un nuevo compañero –Fernando- al piso de estudiantes. Solía prestarme su Cimoc, al que estaba suscrito, y el material que iba consiguiendo, y de las conversaciones que manteníamos iban surgiendo nombres de autores como Prado, Moebius, Bilal, Loisel, Ferry, Schuiten, Beroy, Juan Giménez y tantos otros que hicieron que retomara mi afición por los tebeos.



La cuestión era que siempre que alababa una obra daba en el blanco. Y así llegó un día en el que le dio por hablar de “La broma asesina”:

Fernando: “Es un cómic book. Está genial, si quieres lo traigo de casa y te lo lees”

Giuseppe: “Ah, bien, y ¿de que va?”

F.: “Es de Batman y Joker que…”

G.: “¿De superhéroes y además de Batman?. Bueno, da igual, déjalo estar, mejor te traes…

Por favooorr, si había dejado de leer tíos en mallitas en el instituto y encima era del Batman, que era el más aburrido de todos; por no tener no tenía ni superpoderes. Jamás había comprado un Batman; leer alguno sí, pero fue porque me lo habían prestado.

Tiempo después, una vez terminada la carrera y haber encontrado un trabajo remunerado, y no teniendo todavía una hipoteca que pagar, fui acumulando bastante material, sobre todo de Bourgeon, Juillard, Carlos Giménez, Hermann, Comés, Milazzo, Garcés, Pratt, De Felipe, Tardi, Font, Giardino y muchos más, incluso de aquéllos a los que sólo había podido leer de prestado en la biblioteca pública (Blueberry o Jeremiah). Y también, claro, los que me había ido prestando el amigo Fernando.



Es decir, todo lo que compraba era cómic europeo o español/argentino. La excepción fue un manga: Akira de Otomo, pero seguía sin tener en consideración el cómic americano más allá del gran Will Eisner.

Con la crisis de finales de los 80 desaparecieron las revistas, y ello provocó que parte de los autores españoles dejaran de publicar. Los gustos de los lectores variaron y las empresas editoras ofrecieron lo que pedía el mercado: manga y superhéroes. Durante dos o tres años compré muy poca cosa, porque el europeo y nacional que encontraba me interesaban menos, hasta que, después de varias y profundas charlas con los Trazeros Eduxavi, Ximo o Susana, la curiosidad empezó a picotear en mi mente: “pruébalo, pruébalo…”. Y así fue cómo veinte años después (y diez o doce desde el consejo de Fernando), compré un cómic americano de superhéroes de título “La broma asesina”, en la edición de Norma, por 5 euros.



El gran dibujo de Brian Bolland hizo más llevadero pasar el trago, detallista, con mucha expresividad, tanta que los personajes parecían salirse del papel impreso. Pero el guión de Alan Moore me pareció de lo más genial que había leído en años, contaba la persecución de Batman tras el Joker, que huido de Arkham Asylum iba cometiendo barbaridades in crescendo con los amigos del hombre murciélago. Empleando flasbacks se descubría el origen del Joker y los porqués de su locura. El enfrentamiento entre Batman y el Joker, entre el héroe hierático, inconmovible, versus el villano excesivo, histriónico, de la carcajada imborrable, terminaba en un desenlace totalmente inesperado.



Ahí perdí el norte, y la globalización entró en mi cómicteca.”

A veces la vida te enseña cosas, en este caso a no ser estrecho de miras, a no caer en fundamentalismos. Hay que leer, conocer y escoger la mejor opción; la calidad – aplicable no sólo al cómic- puede estar en cualquier parte, temática o estilo.

Posdata para los que no hayan leído “La broma asesina”: está previsto que Planeta la edite para el próximo Salón de Barcelona en su línea absolute. A priori puede ser un buen formato en este caso, porque la ampliación de tamaño no le sentará nada mal al dibujo de Bolland.

Ya se sabe que a veces las visitas pueden resultar un poco pesaditas.

Xau