lunes, 30 de noviembre de 2009

La Visita: Eduard Torrents.

No siempre tienes la suerte de recibir la visita de quien acaba de presentar su primer comic.
Nosotros, si tenemos esa suerte. Hoy recibimos en La Caraviñeta a Eduard Torrens, quien acaba de hacer la presentación de su obra Ramon Llull. La Controvèrsia Jueva, de la que podéis ver algunas imágenes si seguís este enlace.



En su blog, La Pota de Cabra, podemos seguir el “como se hizo” de algunas de sus páginas, conocer algo más al autor, ver sus anteriores proyectos (que esperemos que algún día retome) o vigilar de cerca sus próximas obras.
Desde aquí me gustaría desearle suerte para esta obra, así como para las próximas en las que se embarque. Sin duda se lo merece.

Eduard, me consta, que es un gran tipo con el que es fácil charlar, más si, como es el caso, nos une ese amor por las viñetas. Hablamos de varios autores, de la nueva BD, de Peertes, por supuesto de su Ramon Llull, de otros comics de carácter histórico y de una de sus obras preferidas:

LAS OLIVAS NEGRAS

Joann Sfar, Emmanuel Guibert

Ediciones Kraken


De entre todos los posibles cómics sobre los que hacer una reseña, ¿por qué elijo Las Olivas Negras? La razón es simple, es uno de los cómics que no me canso de leer. Para mí, ese es un baremo muy importante a la hora de decidir si un cómic vale la pena o no: el número de veces que he vuelto a releerlo. Si al releerlo me he vuelto a implicar en la historia, he vuelto a disfrutar del dibujo, he descubierto cosas nuevas, el cómic vale la pena. Y Las Olivas Negras lo debo haber leído diez veces.

Y es que en este cómic se reúnen Sfar y Guibert, dos talentos únicos, dos genios tanto a nivel de historia como a nivel de dibujo, que crean una obra personalísima y, a mi entender, de las más bellas y complejas que se han publicado últimamente.


Con Sfar siempre me sucede lo mismo, parece muy sencillo lo que hace. La premisa argumental es simple: Un pastor judío acude con su hijo al templo de Jerusalén a sacrificar un cordero al Eterno. Pero claro, luego la historia se complica y empiezan a suceder cosas: El pastor se niega a pagar los diezmos del templo y se organiza una revuelta entre los judíos, que están hartos de pagar a los sacerdotes que después se lo dan a los romanos. Las represalias por parte de estos no se harán esperar, y aquí entran en juego los otros dos protagonistas, Camulos y Cotus, dos soldados romanos que no están hechos para la armada, y que desertarán para pasar a formar parte de la resistencia judía. Y todo eso (y mucho más) en solo las primeras páginas. Aún le quedarán otras tantas en el primer volumen, y otros dos cómics más para hacer crecer la historia y los personajes. ¡Y el ritmo no flojea!



Además, con Sfar nunca sabes adónde te llevará la historia, él es un escritor que no juega con las convenciones habituales, inicio, nudo, desenlace; antes bien se apodera de los personajes y hace evolucionar la narración de forma natural hacia nuevas situaciones, de la mano de unos diálogos siempre sorprendentes (cuando no emotivos, y cuando no hilarantes), que consiguen que nunca sepas qué esperarte y, de esta forma, sigas leyendo deleitado, con la ilusión de encontrarte con algo que es nuevo: una historia original y no otra variación más de las mismas historias que ya has leído tantas veces.


Así no es de extrañar que, tras esta premisa argumental, nos encontremos con escenas en las que los personajes hablan sobre cosas tan variadas como la mejor manera de ser infiel sin que te descubran, la cocina kosher en tiempos de los romanos, los preceptos de la Torá o la sucia forma de pelear que tienen los judíos de las montañas. Y todo eso en un contexto de revueltas y colonización romana, que seguro acabará siendo de fatales consecuencias para los personajes. Y es que este es otro de los mayores aciertos de Sfar, mezcla como nadie la comedia con la tragedia (no avanzo más para no chafar la lectura).


Respecto al dibujo, decir que Emmanuel Guibert me parece un coloso. Un talento natural para el dibujo que en vez de ahondar en su grandeza con impactantes viñetas, apuesta por la contención y la legibilidad de sus páginas. Un tío capaz de dibujarlo todo con una naturalidad pasmosa. Solo hay que ver alguno de los dibujos que acompañan esta reseña para daros cuenta de la delicadeza de los gestos de cada uno de los personajes, de cómo se apoyan en el suelo, de la manera en que ponen las manos, del peso que sienten los personajes. Un maestro en la economía del trazo, en dibujar lo justo y necesario para que la viñeta se comprenda, pero también en la elección del encuadre.


Para este cómic Guibert decidió utilizar un estilo limpio, con plumilla, que no escondiese su trazo, para así diferenciarse de sus obras anteriores (La guerra de Alan, El Capitán escarlata y La hija de profesor, en las que utilizaba tintas aguadas). El resultado es una línea clara naturalista, muy elegante, a medio camino entre Hergé y el realismo, pero con una impronta personal muy marcada.



Este cómic también se caracteriza por la paginación fija de seis viñetas por página que decidieron utilizar los autores. El efecto es interesante. Por un lado parece que este recurso le resta espectacularidad a las páginas, y además, al decidirse por esta paginación, los autores conscientemente limitaron sus posibilidades narrativas (trucos como utilizar viñetas grandes para momentos espectaculares, pequeñas para transiciones, viñetas horizontales o verticales en función de la acción, etc.). Sin embargo el cómic no se resiente en absoluto, se diría que es incluso más fácil de leer, la lectura es más directa, más sencilla, pues no hay que “decodificar” el lenguaje del cómic (estos truquitos a los que antes hacía mención).


Sfar ya había utilizado esta paginación en obras anteriores, ya fuera con sus propios dibujos (como en El gato del rabino) o con sus colaboraciones con otros autores (se me ocurre Sócrates el semi-perro, con Blain), pero siempre con estilos de dibujo más caricaturescos, menos naturalistas que los de Guibert. Con éste el resultado es diferente pues realmente nos da la impresión de estar asistiendo a una función de teatro, o pensándolo mejor, a la proyección de una película en una pequeña sala de cine.


De momento los autores han publicado tres volúmenes de Las Olivas negras: ¿Por qué esta noche es diferente de otras noches?, Adán Harishon y No comerás el cabrito en la leche de su madre. El cuarto tal vez tarde un poco, pues Sfar ha declarado que tal como está el mundo, de momento no se siente anímicamente preparado para encararlo (el dramático final del tercer volumen nos recuerda mucho a la actual situación en Palestina).


¿Qué más puedo deciros? Que lo probéis, que el hecho de abrir estos cómics y ver esas seis viñetas por página no os eche para atrás, porque valen la pena y seguro que pasaréis un buen rato (¡garantizado!).

Dos ejemplos de Sfar en estado puro:



El niño se pierde entre la masa enfervorecida, ante el desespero del padre. Observad la cuidadosa elección de planos que plantea Guibert para explicar la acción:


Ejemplos de cómo Sfar resuelve las conversaciones en diferentes idiomas:



Ejemplos de la economía de trazo de Guibert:



Ejemplo del efectivo uso de la perspectiva para la narración:


Para Camulos y Cotus, Guibert toma como modelos a sus amigos de la nouvelle BD Sfar y Blain. El filósofo agitador Yeshayahu es Lewis Trondheim.

9 comentarios:

PAblo dijo...

Clap, clap, clap...Estupenda reseña de un fantástico tebeo que a mí entender no se ha destacado lo que se debería.

Muy didáctica y muy a lo Angux (crea escuela) la descripción de los recursos.

Es cierto que la composición de páginas es todo un desafio y resulta asombroso como con esas limitaciones autoimpuestas los autores son capaces de contar una historia tan compleja.

Impacientes Saludos.

Toni dijo...

Enhorabuena por esta reseña tan bien hecha y la proxima vez voy a echarles el ojo a estos comics pues me ha dejado con unas ganas terribles de leerlas.
Saludos.

JA dijo...

Vaya, no es la primera vez que me aconsejan este comic... defibnitivamente tengo que echarle el guante.

Angux dijo...

Muchas gracias, Eduard por tu excelente visita. Fantástica reseña de un comic qe hay que leer para conocer uno de los caminos hacia donde se dirigen los pasos de la BD.
Es dificil superar el dibujo de Guibert, pero Sfar, a mi gusto, al menos lo iguala, sobretodo, con sus sensacionales (y ácios) diálogos.
Una lectura muy aconsejable.

Lo dicho, un placer.

Eduard dijo...

Gracias a vosotros, para mí ha sido un placer poder colaborar en La visita. Y como te comenté, después de hacer esta reseña, te aseguro que valoro mucho más el trabajo que supone cada entrada que haces.
Respecto al cómic, como tu dices, muy aconsejable, y lleno de puntos geniales. De hecho tuve que dejar fuera otras escenas que me hubiese gustado destacar, pero la reseña ya era bastante larga (y pesada)...
Un saludo!

Anónimo dijo...

hola he descubierto tu blog y tengo que decir que esta muy currado, me ha gustado mucho y te felicito por el trabajo de postear, sigue asi gracias y hasta pronto.

Crowley dijo...

Una reseña estupenda, maravillosa y didáctica. Un comic genial y que debería llegar a más gente.
Saludos

Marcos Mateu dijo...

Fantasticas vinyetas! Me encanta este artista, no le conocia

Gelito dijo...

Muy buena entrada Angux. Tras estar unos años apartados del mundo del comic eres un referente para mi que me está ayudando mucho a ponerme al día. Estas Olivas tienen muy buena pinta...creo que me voy a hacer con ellas.

Saludetes