Edición original: La Guerre du professeur Bertenev.
Fecha de edición: septiembre de 2009
Guión y Dibujo: Alfonso Zapico.
Formato: Libro cartoné, 80 págs., color.
Editorial: Dolmen Editorial.
Dolmen nos presenta en esta ocasión la primera obra de Alfonso Zapico (la segunda que se edita en castellano después de la fantástica Café Budapest). Con esta obra, Zapico, se dio a conocer en el mercado francófono y lo hizo por la puerta grande y con premio bajo el brazo, ya que su historia fue galardonada con el premio Prix BD Romanesque en el festival Villa de Moulins.
El autor utiliza la misma fórmula que más tarde utilizaría en Café Budapest para llevar a cabo su historia: un guión sólido, unos personajes trabajados y con personalidad propia, las relaciones humanas dentro de un marco trágico (en este caso la guerra de Crimea) y la utilización inteligente de un mesurado e inocente sentido del humor que hace que la lectura se haga amena y entretenida, está vez además, aderezada con una muy buena elección de colores planos. Y es que la formula Zapico, algo que podríamos llamar, si así me lo permitís, cotidianísimo histórico, bien podría funcionar en cualquier marco, tiempo o lugar.
Zapico nos lleva en este caso a la Guerra de Crimea. Comflicto que tuvo lugar entre 1853 y 1856 y enfrentó al Imperio Ruso contra Franceses, Ingleses y Otomanos que pretendían frenar el crecimiento de la Rusia del Zar Nicolas I.
Bertenev se bate en primera línea de frente a ingleses y franceses en una batalla perdida de antemano. Su capitán, ansioso por adornar su cadáver, el de Bertenev y de todo el resto de su tropa con la medalla al honor y al valor absurdo, decide quedarse a combatir en lugar de mandar retirada. En mitad del fuego y la sangre, el miedo y la desesperación, el profesor decide aceptar la invitación de un camarada y salir de aquel infierno poniendo tierra de por medio y haciendo oídos sordos a las balas que desde su bando le son disparadas por orden de su capitán y a grito de “traidores”. Su compañero de traición cae abatido por una de las balas, Bertenev consigue escapar pero no por mucho tiempo.
Townsend, capitán inglés que se reincorpora a la guerra, se encarga de pararle los pies, detenerle y llevarle junto al resto de los prisioneros de guerra. El profesor implora a los pies de Townsend quien, viendo su poco valor, las miradas de odio que despierta entre sus compatriotas y su dominio del idioma enemigo se apiada de el para más tarde ofrecerle un “trabajo” como su interprete personal. Poco a poco el enemigo inglés se irá convirtiendo en amigo y su Rusia natal quedará cada vez más lejos por mucho que siga pisando su suelo.
Zapico nos cuenta esta historia, en la que relata lo absurdo de la guerra, acompañándola por su particular grafismo. Un dibujo caricaturesco que contrasta con una historia sería y trabajada. Un contrate que, a mi gusto, es un golpe de aire fresco y que podemos comparar con el trabajo de Manu Lacernet en cualquiera de sus obras.
Es por tanto esta una obra muy correcta y disfrutable de un Zapico que nos dejaba así su carta de presentación como historietita y nos ofrece, como hizo más tarde en su Café Budapest una historia basada en el trato humano en una época convulsa.
Al autor dibuja unos personajes estupendamente trabajados a los que podemos conocer perfectamente gracias, sobretodo, a sus meditados diálogos.
Si hay que poner un “pero” lo podríamos encontrar precisamente en lo más destacado de la obra: La caracterización de los personajes. Y es que Zapico les otorga una personalidad carente de tonos grises. Sus protagonistas son buenos o malos, blancos o negros, sin un gris que hiciera la obra más realista y, si me permitís, más adulta. Y que conseguiría que pudiéramos estar hablando de un tebeo con mayúsculas en lugar de un tebeo muy bueno y entretenido como, sin duda y a pesar de esto, es el que tengo entre las manos. Fijo que en El Dublinés, título en el que Zapico se encuentra trabajando en estos momentos, sus personajes tendrán más sombras, con lo que esperaré con ansia ese título que, muy posiblemente, lo confirmará como el gran artista que es y que ya nos ha demostrado en esta obra y en su Café Budapest.
Muy buena la edición por parte de Dolmen, por cierto.
Ideas y recursos que me apetece destacar de la obra:
Zapico en todo momento se apoya en las onomatopeyas para dar consistencia y hacer más entendible el dibujo. Algunas muestras de estas.
Varios clásicos de la literatura rusa e inglesa aparecen a lo largo de la obra. Algunas viñetas a modo de ejemplo.
Las pisadas en la nieve.
Un largo viaje a caballo.
Zapico recoge varios recursos clásicos del comic y los hace suyos. Aquí la típica tuerca que describe el pensamiento, los humos del cabreo, la "z" para describir el sueño, el baho de la boca de los prisioneros nos da a entender el frío que hace en esa viñeta, los sudores de la sorpresa y el bochorno..
Estamos en 1856 y aún no se había inventado la bombilla...
Un saludo.
Otros comentarios a esta obra:
Álvaro Pons en La Carcel de Papel.
Sergio en Lecturas Recomicdadas.
Pablo en El Lector Impaciente.
Ui Ar de Japis
Susana en Trazos en el Bloc.
jueves, 15 de octubre de 2009
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5 comentarios:
Gran reseña. Y tienes mucha razón en ese pero que señalas. Por lo demás, estoy de acuerdo contigo. Gracias por el enlace.
Impacientes Saludos.
Espero mucho de Zapico. Nos va a dar muchas alegrías.
Saludos.
La lista de los deseos es larga y la cartera pequeña, pero aunque sea de auto-regalo de Navidades este Zapico se viene pa casa.
Sobre la guerra de Crimea, comentar que aquí tuvo lugar el célebre episodio de la carga de la Brigada Ligera en el valle de Balaclava (por ej: tomo VIII de la serie Flashman en Edit. Edhasa)
Pero más mucho más interesante es el capítulo dedicado a este conflicto en "Hª de la incompetencia militar" de Geoffrey Regan (Edit Critica)donde se trata básicamente los aspectos de organización, intendencia, aprovisionamientos, alimentación etc, con un resultado desastroso por depender no de un mando militar sino de funcionarios de Hacienda. Un par de ejemplos: un recluso en una carcel inglesa recibia raciones superiores a la de los soldados, o que mientras las tropas morían por escorbuto habia toneladas de zumo de lima (que ayudaba a no contraer la enfermedad) esperando durante meses a ser desembarcadas y distribuidas.
PAblo, Toni C, Guiseppe:
PAblo, aun con este pero, un comic muy entretenido y recomendable como tu mismo apostillas en tu blog.
Toni C, completamente de acuerdo, muchas. Y pronto con el Dublinés.
Giuseppe, vaya! si nos has salido un entendido en la guerra de crimea. Clase de historia y documentación muy de agradecer.
Un saludo.
Angux, tanto como entendido..., más bien aficionadillo a la Historia, y en este caso a la Historia militar.
Vaya no he indicado que se hacía referencia a las tropas británicas, los franceses estaban algo mejor organizados.
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