martes, 20 de enero de 2009

La Secuencia: Como Barro Cocido.



El hombre siempre ha necesitado de las religiones, quizás por la necesidad de creer en otra vida, en el valhalla, en el paraíso. Otra vida que más nos ofrezca que la que tenemos, y un intento, a su vez, de darle una explicación y un sentido a esta, pensando que solo se trata de un camino, un aprendizaje o un examen que según actuemos nos llevará al ansiado edén o, en su defecto, al peor de los infiernos.
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Pero la mente humana es más frágil que el ala de una mariposa, y utilizando la religión y las ansias de la gente de ganarse esa vida mejor, los humanos hemos intentado dominar la voluntad de nuestros semejantes, tan moldeable como el barro cocido, convirtiendo a nuestra religión de turno, a cuantos más mejor y negándoles la capacidad de distinguir por ellos mismos entre el bien y el mal.
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En esta secuencia del comic Las Olivas Negras, claro ejemplo de la sinrazón religiosa, vemos la cara de incomprensión del pequeño personaje creado por Sfar y Guibert, cuando su padre, sin apenas inmutarse, le contesta a su pregunta y no hace sino que generar más dudas en la cabeza de Gamalíel, el joven protagonista.
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Y yo me pregunto, ¿Que clase de dios es capaz de ponerte en la tesitura de elegir entre él o tu propio hijo? ¿Qué dios sobrehumano está tan necesitado de amor y requiere y exige que así se lo demuestres? ¿Qué dios necesita ser tan idolatrado? Pienso que cualquier persona en su sano juicio no dudaría ni medio segundo en salvar a su hijo en detrimento de su fe y pienso, que Dios, de existir este, premiaría tal acción.
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Un saludo.

2 comentarios:

PAblo dijo...

Muy bueno Guibert, muy bueno Sfar y excelente "Las olivas negras".

Impacientes Saludos.

Angux dijo...

Mira que me costó empezar a leer algo de este comic, o de cualquiera de los de Blain (el dibujo me hechaba para atrás) pero empecé con Lacernet y sus combates, luego con Blain y su pirata, más tarde descubrí también este pedazo de comic... y gracias a tu blog me están entrado muchas ganas de leer Gus.
Joer, lo que mejor he hecho en mucho tiempo en este mundillo es quitarme prejuicios con el dibujo y poder disfrutar así de las historias de estos magníficos autores.

Un saludo.